Vivimos en un mundo moderno lleno de ajetreo, que ejerce una presión tremenda sobre el cuerpo, la mente y el espíritu. Hace unos años me llené de dolor, pasando por una crisis de ansiedad en mi vida. Un día salí a caminar y encontré un lugar donde vendían cristales y aromas. Sentí algo muy especial; Le había pedido al universo que me enviara señales y con eso, los cristales llegaron a mi vida. Era algo que nunca antes me había interesado, pero llegó a mi vida en el momento que más lo necesitaba.
Llegué a casa y comencé a buscar información. Entendí cómo la Madre Tierra nos regala sus tesoros más valiosos, cómo la creación es tan infinita. El primer cristal que compré fue amatista. Después de realizar investigaciones adicionales, descubrí que la amatista es un cuarzo púrpura que se origina en Brasil, Alemania, Sri Lanka y Uruguay. Sus formas: natural, puntas, geoda pulida y tallada. Está conectado con el tercer ojo, el chakra coronario.
Es un amplificador de energía que ayuda en la intuición, la percepción, el insomnio, la seguridad en los viajes, la conexión con el yo superior y lo divino, la creatividad, la manifestación, el estrés y la ansiedad, las pesadillas y las adicciones. Un cuarzo que al interactuar con él me hacía sentir tranquila. Puedes llevarlo contigo, colocarlo debajo de la almohada o colocarlo en tu escritorio.
Amatista, un cuarzo sanador que me cautivó y me llevó a conocer más sobre los cristales, a conectar más con las maravillas que nos regala la Madre Tierra.
Te mando un abrazo.